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sábado, 3 de marzo de 2012

GALDÓS, "TRAFALGAR" Y EL ODISSEY







Me ha parecido muy interesante el fragmento en el que Benito Pérez Galdós (1843-1920) recoge el hundimiento de la fragata de guerra Nuestra Señora de las Mercedes (1804) en su novela Trafalgar (1873) y que, como bien sabéis, es tan actual gracias al caso del oro del Odissey. Pero volviendo a nuestro admirado Galdós, el artículo de El País de Tereixa Constenla nos informa de la explosión de la fragata y del apresamiento de los tres barcos que componían la escuadra española que viajaba de América a Cádiz, en tiempos de paz sí, pero como preludio de la gra batalla, Trafalgar. La autora se admira del rigor histórico de Galdós al recrear el tema. (pincha aquí para enlazar con el artículo)




Si queréis más información sobre el retorno del tesoro a España,
podéis pinchar en el siguiente reportaje de "El País": Oro para España


Tampoco estaría mal que investigarais sobre la vida de uno de los supervivientes de la fragata, Diego de Alvear y Ponce de León. (pincha en el nombre para el enlace). Su vida fue una odisea muy interesante, casi tanto como el regreso del tesoro. Lástima que nuestro cine desaproveche el filón de estos personajes.
Quizás vosotros podáis.


Os adjunto el texto de Galdós directamente por si no queréis molestaros.

“-¿Pues y la captura de las cuatro fragatas que venían del Río de la Plata? -dijo D. Alonso animando a Marcial para que continuara sus narraciones.

-También en esa me encontré -contestó el marino-, y allí me dejaron sin pierna. También entonces nos cogieron desprevenidos, y como estábamos en tiempo de paz, navegábamos muy tranquilos, contando ya las horas que nos faltaban para llegar, cuando de pronto... Le diré a usted cómo fue, señora Doña Francisca, para que vea las mañas de esa gente. Después de lo del Estrecho, me embarqué en la Fama para Montevideo, y ya hacía mucho tiempo que estábamos allí, cuando el jefe de la escuadra recibió orden de traer a España los caudales de Lima y Buenos Aires. El viaje fue muy bueno, y no tuvimos más percance que unas calenturillas, que no mataron ni tanto así de hombre... Traíamos mucho dinero del Rey y de particulares, y también lo que llamamos la caja de soldadas, que son los ahorrillos de la tropa que sirve en las Américas. Por junto, si no me engaño, eran cosa de cinco millones de pesos, como quien no dice nada, y además traíamos pieles de lobo, lana de vicuña, cascarilla, barras de estaño y cobre y maderas finas... Pues, señor, después de cincuenta días de navegación, el 5 de Octubre, vimos tierra, y ya contábamos entrar en Cádiz al día siguiente, cuando cátate que hacia el Nordeste se nos presentan cuatro señoras fragatas. Anque era tiempo de paz, y nuestro capitán, D. Miguel de Zapiaín, parecía no tener maldito recelo, yo, que soy perro viejo en la mar, llamé a Débora y le dije que el tiempo me olía a pólvora... Bueno: cuando las fragatas inglesas estuvieron cerca, el general mandó hacer zafarrancho; la Fama iba delante, y al poco rato nos encontramos a tiro de pistola de una de las inglesas por barlovento.

Entonces el capitán inglés nos habló con su bocina y nos dijo... ¡pues mire usted que me gustó la franqueza!... nos dijo que nos pusiéramos en facha porque nos iba a atacar. Hizo mil preguntas; pero le dijimos que no nos daba la gana de contestar. A todo esto, las otras tres fragatas enemigas se habían acercado a las nuestras, de tal manera que cada una de las inglesas tenía otra española por el costado de sotavento.

-Su posición no podía ser mejor -apuntó mi amo.

-Eso digo yo -continuó Marcial-. El jefe de nuestra escuadra, D. José Bustamante, anduvo poco listo, que si hubiera sido yo... Pues, señor, elcomodón (quería decir el comodoro) inglés envió a bordo de la Medea un oficialillo de estos de cola de abadejo, el cual, sin andarse en chiquitas, dijo que anque no estaba declarada la guerra, el comodón tenía orden de apresarnos. Esto sí que se llama ser inglés. El combate empezó al poco rato; nuestra fragata recibió la primera andanada por babor; se le contestó al saludo, y cañonazo va, cañonazo viene... lo cierto del caso es que no metimos en un puño a aquellos herejes por mor de que el demonio fue y pegó fuego a la Santa Bárbara de laMercedes, que se voló en un suspiro, ¡y todos con este suceso, nos afligimos tanto, sintiéndonos tan apocados...!, no por falta de valor, sino por aquello que dicen... en la moral... pues... denque el mismo momento nos vimos perdidos. Nuestra fragata tenía las velas con más agujeros que capa vieja, los cabos rotos, cinco pies de agua en bodega, el palo de mesana tendido, tres balazos a flor de agua y bastantes muertos y heridos. A pesar de esto, seguíamos la cuchipanda con el inglés; pero cuando vimos que la Medea y laClara, no pudiendo resistir la chamusquina, arriaban bandera, forzamos de vela y nos retiramos defendiéndonos como podíamos. La maldita fragata inglesa nos daba caza, y como era más velera que la nuestra, no pudimos zafarnos y tuvimos también que arriar el trapo a las tres de la tarde, cuando ya nos habían matado mucha gente, y yo estaba medio muerto sobre el sollao porque a una bala le dio la gana de quitarme la pierna. Aquellos condenados nos llevaron a Inglaterra, no como presos, sino como detenidos; pero carta va, carta viene entre Londres y Madrid, lo cierto es que se quedaron con el dinero, y me parece que cuando a mí me nazca otra pierna, entonces el Rey de España les verá la punta del pelo a los cinco millones de pesos”.

miércoles, 15 de febrero de 2012

DE NUEVO DICKENS: "DAVID COPPERFIELD"






Dickens afirmaba en Oliver Twist:  "El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor de los hombres las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico"
 Él sabía hacer vibrar a los lectores con sus historias, los emocionaba, les hacia identificarse con aquellos huérfanos, con los mendigos, con los marginados de la sociedad británica, mostrándoles el lado oscuro de la época victoriana aunque sus finales fueran por lo general felices, quizás lo que hoy podríamos definir como políticamente correcto, pero Dickens también quería recompensar a sus lectores con esperanza en un futuro mejor. Es interesante relacionar su obra con su biografía

Al cumplirse el bicentenario del nacimiento de Charles Dickens (1812-2012) el nuevo año nos ha regalado, gracias a la editorial Alba minus, una edición de la famosísima novela David Coperfield. No os puedo describir la sorpresa y el placer de cada página, narrada en en primera persona, que no nos resulta difícil imaginar que Henry James de niño se escondiera debajo de una mesa para oír a su madre leer las entregas en voz alta, o que Dostoievski la leyera en prisión en Siberia, que fuera la novela favorita de Freud, que Kafka la imitara en América, y Joyce la parodiara en el Ulises
Nosotros tenemos la oportunidad de recuperar esa experiencia secreta gracias a la excelente traducción íntegra de Marta Salís,la primera en español en más de cincuenta años, como nos informa en la contraportada del libro. Una obra clave de la literatura universal de 1022 páginas a precio de bolsillo: 16 euros. Una joya. Os invito a disfrutarlacomo yo lo hago, degustándola poco a poco, como el buen vino.
Esta obra es la más autobiográfica de Dickens, nos imaginamos su niñez



Fotografía de la casa natal de Charles Dickens, donde nacía un 7 de febrero de 1812, hace ahora doscientos años en Portsea, junto a Portsmouth, base naval de la Marina Real británica, la más poderosa de su tiempo y donde trabajaba su padre. Dos años después la familia se trasladaba a Londres y en 1817 de nuevo , siempre siguiendo los cambios de empleo de su padre, a Chatham, para regresar de nuevo a Londres en 1822. Todos estos cambios hicieron que Dickens no fuera a la escuela hasta los nueve años , adquiriendo una formación autodidacta mediante la lectura voraz de libros . Sus críticos luego usarían esto en contra de Dickens, por no tener una educación clásica, sin embargo le sería de ayuda para dar forma al Universo literario que creó, con una mirada profunda y crítica de la sociedad victoriana (imagen procedente de http://es.paperblog.com )



y las penalidades cuando su padre ingresó en prisión por deudas




Un dibujo de como era la prisión de Marshalsea en Londres, donde estuvo recluido el padre de Charles Dickens . En aquella época, 1824, la familia Dickens vivía en el barrio londinense de Camden Town, uno de los más pobres de la ciudad y el propio Dickens diría sobre su infancia que se veía a sí mismo como un "niño muy pequeño y no especialmente cuidado". La detención del padre por impago de sus deudas supondría un gran cambio en la vida del pequeño Dickens, entonces con doce años de edad, ya que tuvo que dejar la escuela en la que había empezado a estudiar tres años antes y ponerse a trabajar en una fábrica de betún, con una jornada de diez horas diarias y teniendo que atravesar todo Londres para ir a trabajar. Las imagenes y experiencias que entonces vio y vivió marcarían profundamente a Dickens y las incluiría luego en sus novelas, sobre todo en "David Copperfield" de la que él mismo reconocía que era su obra favorita y con la que más se sentía identificado. Era aquella una sociedad de profundas desigualdades entre la clase trabajadora y la clase alta a la que pertenecían los aristócratas y empresarios , unas diferencias q
ue Dickens describiría en sus historias , rompiendo con la imagen idealizada de la era victoriana, aunque sus finales fueran generalmente felices y diferentes a lo que solía ser la realidad



y su trabajo en la fábrica de betún de jornadas interminables.


En la fabrica de betún Warrens boot-Blacking Factory trabajaría Dickens en duras jornadas de diez horas pegando etiquetas en los botes de betún. El trabajo infantil no comenzaría a ser regulado hasta la entrada en vigor de la Factory Act en 1833 por la que se limitaba la jornada laboral de los niños entre nueve y trece años a un máximo de ocho horas, algo que hoy nos puede parecer una barbaridad pero entonces significó un primer e importante paso adelante para ir limitando la explotación del trabajo infantil, aunque todavía a finales del siglo XIX se permitiría trabajar a los niños mayores de once años (imagen procedente dehttp://wikis.lib.ncsu.edu )
Bueno, os aconsejo la página de la que son las ilustraciones e información http://chrismielost.blogspot.com/2012/02/el-mundo-necesita-otro-charles-dickens.html
Asimismo, os recomiendo el artículo sobre el amor secreto de Dickens en el artículo Charles Dickens y las mujeres (pincha)


Para finalizar, no me canso de recomendar el libro, sí, sí, lo sé, la mayoría ya sabemos de qué va, ¡cuántas versiones de David Copperfield hemos visto a lo largo de nuestra vida!. No importa. A pesar de conocer el argumento el libro es un tesorito. Por ello, no me importa invitaros a la versión que también aparecía en el enlace del texto de la entrada. Es la película completa dividida en dos partes. ¡Que la disfrutéis! PARTE 1 PARTE 2
Además, si prefieres aquí comparto  el audiolibro